Crónica - Jornada 26: Athletic de Bilbao 1 - Real Madrid 0
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UN MADRID "PATAS ARRIBAS"
Primera parte nefasta del Real Madrid en la que no podemos destacar ni una jugada de ataque que llevara verdadero peligro. Unos jugadores desganados que no fueron capaces de hacer frente un Athletic que tampoco estaba desplegando su mejor juego tras el partido copero de entre semana, pero que sí le ponía más ganas.
Así llegó el gol de Aduriz, centro de Mikel Rico que cabeceo el ariete local ante Pepe con suma facilidad, adelantando a su equipo ante la pasividad de la zaga blanca... Hasta el descanso, más de lo mismo, el Real Madrid sin ideas, perdido y desesperado. Los locales, manteniendo el resultado sin crear otra ocasión clara de gol.
Al poco de comenzar la segunda mitad, un par de ocasiones en ataque nos dieron alguna esperanza. Especialmente un jugadón de Bale por banda que culmina con un centro que toca lo justo Iraizoz para que no le llegue a Ronaldo que sólo tenía que empujarla.
A partir de entonces, más de lo mismo, un Real Madrid inoperante. Para colmo de males, los cambios de Ancelotti en lugar de mejorar lo que había en el campo, produjo el efecto contrario... Volvió a salir Jesé, desde su protesta es la primera opción del italiano, para después hacer lo propio con Lucas Silva y Chicharito Hernández, que entraron en lugar de Asier Illarramendi, Toni Kroos y Benzema.
La gran ocasión del Real Madrid llegó de las botas de Bale, en el minuto 83. El galés vio a Iraizoz adelantado y optó por disparar a puerta. Solo el larguero evitó el empate. El rechace no lo pudo aprovechar Chicharito que lo intentó tirándose en plancha. El balón le llegó a Jesé y su disparo se fue a córner...
A pesar del pésimo juego, o más bien nulo, desplegado por el Real Madrid, tenemos que reconocer el gran esfuerzo de los jugadores locales. Aún estando visiblemente más cansado, sacó fuerzas de donde no las había para seguir presionando y aguantar el resultado hasta el final. Una actitud que no vimos en nuestros jugadores... Ciertamente, no sé cómo Ancelotti podrá enderezar esta situación. Más bien será, una vez más, la garra y el empuje que pone Sergio Ramos en el campo y que arrastra al resto de sus compañeros en los momentos complicados como cuando se consiguió la ansiadad "Décima".
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