Entrevista a Christian Panucci, realizada para la Revista del Real Madrid en el año 1998
- 1 Liga (1997)
- 1 Supercopa de España (1997)
- 1 Liga de Campeones (1998)
- 1 Copa Intercontinental (1998)
CONFESIONES A CORAZÓN ABIERTO
El estado de salud de su madre y los problemas musculares que arrastraba tras su lesión sumieron a Christian Panucci en una pequeña depresión. Su actitud no fue la más correcta, pero se dio cuenta y supo rectificar a tiempo. Ahora quiere aprovechar la ocasión que le brinda nuestra Revista para confesarse ante todos los madridistas, zanjar los rumores sobre su posible marcha y agradecer públicamente el respaldo recibido desde todos los estamentos del club. "Gracias a todos. Espero recompensaros muy pronto. Soy madridista a muerte y no me moveré del Madrid ni por todo el oro del mundo".
- Christian, sinceramente: ¿qué sucedió?
- Se juntaron una serie de circunstancias. Primero familiares: mi madre tiene problemas de salud y eso me ha mantenido muy preocupado. Soy una persona sensible y cuando hablaba con ella me entristecía aún más, me hubiera gustado estar a su lado. La distancia se convirtió en una adversidad añadida. A ello se unió la lesión...
- Mas que la lesión en sí -que te mantuvo apartado un par de meses- pero yo no pretendía criticar a mis compañeros, ni de meses-, los problemas musculares que surgieron posteriormente mucho menos.
- En efecto, eso fue lo peor. No estoy acostumbrado a quedarme sin jugar,así que me pudieron las ganas y eso me hizo reaparecer sin estar perfectamente recuperado. Además tuve que actuar de central, una posición a la que no estaba acostumbrado.
- Cierto que tuviste un par de actuaciones poco acertadas, pero no se te puede reprochar nada. Tampoco el equipo estaba en su mejor momento.
- Pero yo fallé, y no me avergüenza admitirlo. Sé que no jugué bien y eso me entristece. Yo vine para aportar el máximo al equipo. Cuando no lo consigues, te sientes fatal.
- Con anterioridad habían surgido unas declaraciones tuyas quizá mal interpretadas desde algunos sectores.
- Sí, pero yo no pretendía criticas a mis compañeros, ni mucho menos. Hablaba en general, dije que no estábamos en nuestro mejor momento, apuntaba un bajón físico general, pero nada más. Conozco el potencial de esta plantilla y pensaba que podíamos rendir mucho más, eso era todo. Por eso me entristeció que se pudieran malinterpretar mis palabras. Me duelen mucho este tipo de circunstancias porque yo admiro a mis compañeros, ¡cómo voy a hablar mal de gente tan extraordinaria! Se llegó a hablar incluso de problemas con Seedorf. ¡Uno de mis mejores amigos! De verdad, me dolía imaginar lo que ellos pudieran pensar de mí.
- Eso ya está aclarado.
- Totalmente. He hablado con todos y hemos solucionado ese tema. Son tan comprensivos que ha resultado muy sencillo. Gracias a su apoyo me siento mucho mejor, y sé que siempre estuvimos unidos. Es muy importante que exista diálogo en el vestuario.
- El peor momento llegó cuando te retiraste del entrenamiento. Una actitud que nadie entendió.
- Y he pedido perdón por ello. Era la primera vez en mi vida que reaccionaba de esa forma, y quien me conoce bien sabe que yo no soy así. Coincidió con mi peor estado anímico, no lo supe asimilar aunque rápidamente recapacite y ese mismo día llamé a Heynckes y le pedí perdón. Él fue muy comprensivo y me ayudó a superar el trance. También me disculpé ante mis compañeros. Estoy dispuesto a pagarles una comida en desagravio. Se lo merecen.
- También intervino el presidente, con una reunión de emergencia en la que todo quedó claro. El asunto quedó definitivamente zanjado.
-Con Lorenzo Sanz da gusto hablar. Es un hombre honesto, comprensivo, que supo entender mis problemas, aunque se mostrara firme en recordarme la responsabilidad que representa ser un jugador del Real Madrid. Yo reiteré mis disculpas y zanjamos también los rumores sobre mi posible marcha. Él sabe que le di mi palabra hace meses, cuando renové por el Real Madrid, y que en ningún momento dudé en marcharme del club. Siempre tuve claro que quería quedarme aquí.
- Pero Capello ha llamado varias veces a tu puerta.
-Yo vine al Madrid cuando me llamó Capello, pero él no decide todos mis actos. Aquí soy feliz y no pienso marcharme, ni aunque me pongan por delante todo el dinero del mundo. El Milán fue importante para mí en un momento determinado, con él fui Campeón de Europa, pero ahora el Madrid es lo más importante. El Madrid me ha dado en año y medio mucho más de lo que me dió el Milán en cuatro años.
- La historia finaliza... con final feliz. Heynckes apostó por ti ante el Sporting y te devolvió la titularidad. Era tu vuelta al Bernabéu y faltaba comprobar la reacción de los aficionados.
- Reconozco que estuve nervioso antes del partido, pero cuanto comenzó y noté el calor que me dispensó la afición me sentí muy bien, y creo que realicé un buen partido. Notaba que estaban conmigo y eso me produjo una satisfacción enorme. Ha sido algo muy importante que valoro, no ya como jugador, sino como persona.
- Quizá todo ha sucedido porque te has guardado muchas cosas, porque has sufrido tus problemas familiares en silencio. sin hacerlos públicos. Y mucha gente lo hubiera comprendido enseguida.
- No soy una persona que finge la felicidad, no quería decir nada porque son cuestiones muy personales. Por eso decidí levantar la cabeza, rectificar los errores y mantener mi palabra de seguir vistiendo esta camiseta.
- Esta es tu Revista: tienes una oportunidad para dar por concluido este episodio y dejar clara tu postura.
- Gracias. En principio quiero agradecer a todos los aficionados del Real Madrid el apoyo y la confianza que me han demostrado. Son una afición "señora", maravillosa, propia de una institución con tanta historia. Quiero reiterar lo que ya le apunté al presidente y a Jupp Heynckes. agradeciendo también su comprensión durante unos pasajes que ya están aclarados. Y quiero decir muy alto que no me marcharé. Que vine para triunfar, para ganar y ganar. Y que ya soy el Panucci de siempre, el Panucci alegre y con mentalidad ganadora que defenderá a muerte esta camiseta. Quiero al Real Madrid tanto como a mi madre. Tranquilos, que nadie me moverá de aquí.
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