Si en su libro publicado hace once Raúl González Blanco nos relataba lo mal que le sentaban las suplencias y su manera de "vengarse...

"La decepción personal que se llevó Luis Aragonés por el comportamiento de Raúl al considerar privadamente que no supo asumir de buen grado su condición de suplente en el Mundial, cuando le había mimado meses antes durante la recuperación de su lesión hasta soportar incluso fuertes críticas por ello y por incluirle en la lista sin estar en plena forma, es el origen del distanciamiento que se produjo entre ambos en la cita de Alemania. Pese a que ya entonces comentó con sus colaboradores e íntimos que "los veteranos me están echando un pulso" y que Raúl encabezaba el grupo más crítico junto a Cañizares y Salgado, Aragonés volvió a darle galones de mando al '7' al comenzar su segunda etapa tras el fiasco mundialista en los partidos de Islandia, Badajoz ante Liechtenstein y Belfast contra Irlanda del Norte, el último en el que estuvo el capitán.
Las turbulencias comenzaron, curiosamente, tras la primera victoria de España en Alemania, el 4-0 a Ucrania al que se llegó por la vía de un fútbol de toque y brillante y que empezó a desatar la euforia entre los aficionados. Pero el seleccionador dejó caer de manera velada que comenzaba a detectar el famoso pulso "que voy a ganar yo", y también "malas caritas que se van a acabar" de varios de los jugadores de mayor peso de la Selección, comenzando por el capitán. Ese mal rollo se manifestaba también, según el entorno del técnico, en gestos e indirectas durante los días de concentración y en un par de entrenamientos, tal y como reflejaron las imágenes de televisión en un choque frontal con Raúl y en otro personal con Cañizares. Este último se justificó por parte de ambos a AS en que debatieron sobre el método de entrenamiento de los porteros del Valencia con pelotas de tenis.
La espoleta estaba abierta y los rumores y los pequeños detalles, por mínimos e intrascendentes que parecieran, comenzaron a tomar cuerpo alrededor de la concentración y a correr como un reguero de pólvora más allá de que también se ganase ese segundo partido contra Túnez: 3-1, tras comenzar perdiendo y lograr el empate a uno... Raúl. El '7' salió tras el descanso por Luis García, el delantero entonces del Liverpool y ahora en el Atlético. Entre las cosas que se susurran a varios periodistas hay una que contaba que Raúl dejaba sentir irónicamente su voz en alguna comida, cuando al servir el vino o algún plato a alguno de sus compañeros decía, medio en broma medio en serio, que "para eso he quedado yo en este Mundial, para serviros en la mesa"


Y es que el "Sabio de Hortaleza" no sólo puede apoyarse en motivos personales para no convocar a Raúl, le basta comparar el rendimiento y el juego del "7" blanco con el del resto de compatriotas que juegan en la misma posición y, sin duda, llegará a la conclusión de que hay muchos delanteros iguales o mejores que el capitán. Sí que Raúl parecía experimentar una ligera mejoría durante el comienzo de esta temporada, pero a medida que pasan los partidos su rendimiento está bajando considerablemente (aunque la mayoría de la prensa nos quiera hacer ver lo contrario, no sé qué les da el capitán...) y vuelve a ser el Raúl que corre sin rumbo por el campo, el Raúl de estos últimos años que nos es capaz de culminar acertadamente sus remates a puerta y que lo único que piensa es en sumar otra titularidad a sus estadísticas.


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