Si pensábamos que estos últimos partidos de remontadas históricas fueron apasionantes, lo ocurrido hoy en La Romareda no tiene nombre. Un pa...


El Madrid intentó empatar el encuentro hasta el final del primer tiempo, pero los esfuerzos no daban su fruto. Algo no funcionaba bien en la maquinaria madridista, no había conexión entre los jugadores y no se conseguía la sintonía de otros partidos. Sin duda, se estaba notando el parón liguero y la situación se antojaba difícil cuando a pocos minutos para el final de la primera parte llega la noticia de que el Barcelona empata el partido. Eso sí, el tanto conseguido por Messi no debió subir al marcador ya que lo metió con la mano. El argentino no para de emular a su compatriota Maradona, en lo bueno y para lo malo...


Pero dicha alegría no duró mucho ya que casi al mismo tiempo, el Barcelona conseguía otro gol ante el Español, y el Zaragoza hacía lo propio ocho minutos más tarde. Aimar se dirige hacia el área sin que ningún jugador blanco logre pararlo, da un paso a Diego Milito quien chuta perfectamente y logra de nuevo adelantar a su equipo.

La situación se ponía más que complicada y la reacción madridista que característica de los últimos partidos no parecía llegar. Faltaba el último empujón y Fabio Capello hizo el último cambio del partido para intentar dar un revulsivo a su equipo. El elegido fue Reyes, que ocupó el sitio de Robinho. Con este cambio se intentaba dar frescura en la banda izquierda, pero el sevillano no está atravesando un buen momento de fútbol y no aportó absolutamente nada al equipo. Para colmo de males, David Beckham se resiente de su lesión y, hechos los tres cambios, no había posibilidad de sustituirlo. Tras la asistencia médico y gracias al tremendo pundonor del inglés, logró seguir en el partido.



Fue el momento mágico que desata la euforia de toda una afición: la madridista. En tan solo un minuto se conseguía lo imposible y el madridismo estallaba de júbilo, ¡JUNTOS PODEMOS! Ambos encuentros acaban sin más cambios en el marcador. Los jugadores blancos se felicitan como si ya hubieran ganado la liga; el sufrimiento pasado durante el partido se convertía en una inmensa alegría compartida por todos los jugadores. Una vez más, se conseguía una gesta que da más valor añadido a un posible triunfo final. Pero no cantemos victoria, aún quedan noventa difíciles minutos contra el Mallorca en la últina jornada de liga. Lo que está claro es que los jugadores lo están dando todo con este nuevo espíritu ganador que trajo Fabio Capello y, si al final no se consigue el objetivo, nadie podrá reprocharles nada porque han luchado como campeones. 
La nota negativa del partido la daba el presidente blanco que, una vez acabado el partido y retirados los jugadores, decide saltar al campo, darse un paseo de honor y celebrar la victoria como si hubiera ganado ya la liga. Una actitud francamente lamentable y vergonzosa para un dirigente de una entidad como el Real Madrid. Ya no es el hecho de celebrar una liga sin conseguirla, no; un presidente jamás debe tener este afán protagonista gane o no la liga, y sí dejar a los jugadores vivir ese momento porque a ellos les pertenece. Y no es disculpa el haber sufrido tanto durante el partido, si se es presidente del Real Madrid debes comportarte como tal y no como un hincha más. Es una verdadera pena que Ramón Calderón haya dado este estrafalario espectáculo en una noche tan mágica como esta, lo más probable es que mañana su “hazaña” reste importancia a los verdadera hazaña conseguida por los jugadores. Esperemos y deseamos que no vuelva a tener este comportamiento nunca más, por lo menos, mientras sea presidente... 





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